Las bibliotecas públicas en el país han sido y seguirán siendo parte fundamental del desarrollo sociocultural y educativo, sin embargo, se requiere un cambio estructural desde el ámbito educativo que permee el desarrollo de las bibliotecas públicas y su función formativa.
En México, la mayoría de las bibliotecas adscritas a la Red Nacional de Bibliotecas Públicas se han convertido en lugares para almacenar libros y no en espacios para la obtención de conocimiento y diversión. En algunos casos, las instalaciones se encuentran deterioradas, no cuentan con el acervo y el mobiliario adecuado para ofrecer servicios de calidad y los bibliotecarios presentan bajos niveles de profesionalización. Con un bajo índice de consultas diarias, las bibliotecas son entes vacíos debido a la falta de acervos actualizados y de fácil acceso para la población. La recuperación de la información no es eficiente debido a lo obsoleto de los materiales y a la falta de desarrollo de habilidades informativas. En otros términos, los usuarios no encuentran lo que buscan por que lo que buscan no se encuentra descrito, recuperable y actualizado, además de que no se cuenta con servicios automatizados que faciliten a los usuarios la recuperación de la información de forma eficiente y ágil.
Aunado a ello, no se contemplan actividades que resulten atractivas para los usuarios adolescentes y adultos ya que la mayoría de éstas van enfocadas a la población infantil que acude a las bibliotecas.
En los municipios, es común que el personal bibliotecario cambie cada tres años, cuando cambia el gobierno municipal. Debido a ello, las bibliotecas públicas en el país no cuentan con personal hábil en el manejo y recuperación de la información que les permita ofrecer servicios y productos que orienten a los usuarios en la satisfacción de sus necesidades de información.
Todo ello significa un reto para la Dirección General de Bibliotecas, reto que es posible enfrentar con la suma de voluntades, pero sobre todo, con creatividad y asertividad de su pesonal.
En México, la mayoría de las bibliotecas adscritas a la Red Nacional de Bibliotecas Públicas se han convertido en lugares para almacenar libros y no en espacios para la obtención de conocimiento y diversión. En algunos casos, las instalaciones se encuentran deterioradas, no cuentan con el acervo y el mobiliario adecuado para ofrecer servicios de calidad y los bibliotecarios presentan bajos niveles de profesionalización. Con un bajo índice de consultas diarias, las bibliotecas son entes vacíos debido a la falta de acervos actualizados y de fácil acceso para la población. La recuperación de la información no es eficiente debido a lo obsoleto de los materiales y a la falta de desarrollo de habilidades informativas. En otros términos, los usuarios no encuentran lo que buscan por que lo que buscan no se encuentra descrito, recuperable y actualizado, además de que no se cuenta con servicios automatizados que faciliten a los usuarios la recuperación de la información de forma eficiente y ágil.
Aunado a ello, no se contemplan actividades que resulten atractivas para los usuarios adolescentes y adultos ya que la mayoría de éstas van enfocadas a la población infantil que acude a las bibliotecas.
En los municipios, es común que el personal bibliotecario cambie cada tres años, cuando cambia el gobierno municipal. Debido a ello, las bibliotecas públicas en el país no cuentan con personal hábil en el manejo y recuperación de la información que les permita ofrecer servicios y productos que orienten a los usuarios en la satisfacción de sus necesidades de información.
Todo ello significa un reto para la Dirección General de Bibliotecas, reto que es posible enfrentar con la suma de voluntades, pero sobre todo, con creatividad y asertividad de su pesonal.
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